El padre del telón
Se
llama Diego Kamariski y es gerente de una casa de venta de telas. Fanático de
San Martín desde niño, criado a pocas cuadras de la cancha, hizo una bandera del
tamaño de la tribuna que alberga a ocho mil personas. “Me dicen que sólo un
loco puede hacer eso”. Su esposa es hincha de la contra e hija de uno de los “hermanos
Vega”, leyendas en Desamparados. Amor con colores opuestos. Pasión por el fútbol.
Texto: Pablo Zama
Fotos: Antonella Letizia y gentileza D. Kamariski
Entre el sonido insistente de un teléfono que ya
explota y una secretaria que pregunta sobre precios y facturas A, B o C; entre
trabajos a medio terminar en la PC y un encargado de área que expone problemas
de horarios de una empleada; al fondo de un “túnel” lleno de telas de decenas
de colores distintos, hay un hincha verdinegro vestido de gerente en una
oficina humilde y con papeles desordenados. “Me dicen que sólo un loco hace lo
que se me ocurrió hacer a mí”. Diego Kamariski, joven, disperso por todas las
actividades que tiene a cargo, hace pausas en medio de la arrolladora rutina y
revela: “Mirar el telón cuando lo bajan en la popular y decir ‘pensar que lo
hice yo’, es un orgullo y una alegría muy grande”.
Idea
de un loco
“Dale Yani, sacá una factura C, que es lo que nos
están pidiendo últimamente… Está bien, dale, gracias Yani”… Cuelga el teléfono,
respira fuerte, suspira. “La AFIP te vuelve loco”, dice. Se acomoda frente a la
computadora. Ablanda los pómulos como los habrá relajado después del 0-0 ante
Rosario Central en la permanencia en Primera, y con los ojos perdidos en el
leiv motiv de gritos y euforia de una noche épica, remata: “Cuando le dimos
vuelta el partido 3 a 2 a Olimpo, lloré. Con Olimpo casi me muero”.
Diego busca complicidad con la mirada y recuerda que
hace algunos años vio que en la cancha puyutana desplegaron una bandera
y no le gustó cómo estaba confeccionada. “Dije ‘por qué no hacer una bandera
para nosotros’. Pero nuestra tribuna es mucho más grande, así que fue un
trabajo importante”. Para cubrir toda la popular ocupó 1100 metros de tela. El
utilero Luis Ruarte lo ayudó con un aparato especial para poder tomar las
medidas de la cabecera que fue construida tras el primer ascenso a Primera
División en el 2007, cuando los dirigentes del club decidieron tirar la antigua
popular para hacer una con mayor capacidad.
“Las costureras fueron mis dos cuñadas, -continúa la
paradoja- que también son hinchas de Sportivo”. El tiempo empleado para unir
los trapos fue de casi tres semanas. Como les cobraban mucha plata por pintar
la bandera, Diego se contactó con Ariel, uno de los jóvenes de la hinchada que
hace aerografía, que le propuso varios modelos de dibujos: una vez elegido, Ariel
fue el encargado de realizar el escudo y las letras. Pero no quiso cobrar
porque, igual que Diego, lo hizo por los colores que ama. La pintura que usaron
es la misma que se utiliza para los autos, que no se sale con facilidad, y fue
comprada en una pinturería de amigos verdinegros que les hicieron precio. En total tardaron dos
meses y medio para terminar el telón. “En mi casa casi me echan, porque había
telas hasta en el baño”, se ríe.
No existe en la memoria de Kamariski, la fecha
exacta en la que se produjo el debut del telón más grande de la historia de San
Martín. Pero el recuerdo emocional dice que fue en el año 2010 cuando el Verdinegro
estaba en la Primera B Nacional, un año antes del ascenso en la Promoción frente a Gimnasia La Plata. “Cuando terminamos de hacerlo, lo llevamos en mi Fiat Uno,
imaginate lo que era eso –risas-… llevar semejante trapo ahí. Había rumores de
que algunos hinchas de Sportivo iban a tratar de robarnos el telón, así que
algunos policías de la Comisaría 2º nos tuvieron que acompañar hasta el club”,
admite. Desde ese día, el enorme trapo con dos franjas verdes y tres negras, con
el escudo de la institución en el medio y un aro amarillo arriba que simboliza el
apodo porteño de “santo sanjuanino”, está guardado en la utilería del estadio.
Un grupo de hinchas de la Popular Norte son los que se encargan antes de cada
partido de llevarlo hasta la tribuna y de guardarlo una vez finalizado el
encuentro. Al término de cada temporada, Kamariski retira el telón y se lo
lleva a su casa para realizarle un arreglo general. “Este año vamos a repintarlo”,
adelanta.
Dormir
con el “enemigo”
“Menos mi señora, en mi casa somos todos de San
Martín”. ¿Y de qué equipo es? –sonríe- “Ella es de Sportivo, se crío en el
Barrio Puyuta. Diferimos en los colores, pero nos gusta mucho el fútbol. Me
acompaña a ver los partidos del Verdinegro y yo la acompaño a la cancha de
Desamparados, aunque a veces no he podido entrar, porque algunos hinchas me
reconocen y me empiezan a insultar, así que decidimos irnos”.
“Mi esposa vio todo nuestro ascenso a Primera y yo
vi la campaña en la que ellos ascendieron a la B Nacional. Vamos a todas las
canchas del fútbol de San Juan, como a la de la Alianza, por ejemplo”. Valeria
y Diego eran compañeros de la secundaria y se pusieron de novios pese a que los
domingos cada uno vivía otra pasión paralela. Después se casaron y, más allá de
las diferencias futbolísticas, se llevan bien porque no se hacen “cargadas”,
principal regla de convivencia.
Nacido, criado y todavía habitante, junto a su
familia, de Villa América, Diego Kamariski cuenta que le ganó la pulseada a
Valeria: sus tres hijos (dos nenas y un varón) se hicieron hinchas de San Martín.
Tiene como ídolo a Rodolfo Alberto Rodríguez, a quien le donó indumentaria de
entrenamiento para los chicos cuando el “Roly” dirigía las divisiones inferiores
del Verdinegro. Además cuenta que conoce a los dos 9 que marcaron en las finales de los
ascensos a Primera: Luis Tonelotto y Sebastián Penco. “A Penco lo ayudamos
cuando se le rompió su notebook y desde ahí quedó el contacto. Cuando lo veo nos
ponemos a conversar”. El hincha vestido de gerente en esa mañana calurosa y
rutinaria aclara que no le gusta el técnico Gabriel Perrone porque nota que “le
cuesta llegar al grupo, no lo veo como líder del plantel” y dice que al equipo se le hace difícil definir los partidos.
Toda su adolescencia alentó
al equipo desde la popular. Ahora va a la Platea Alta buscando mayor seguridad
para sus hijos, pero su corazón está en forma de bandera gigante en la tribuna
de los ocho mil gritos. Por eso dice: “Creo que el que más putea en la platea
soy yo, vivo muy intensamente los partidos”. Pablo Sandoval, el personaje de Guillermo
Francella en “El secreto de sus ojos” sentenció que un hombre puede cambiar de todo: de cara, de casa, de
familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede
cambiar: no puede cambiar de pasión. “Me dicen que sólo un loco puede hacer
lo que hice yo”, repite Diego.
gracias capo de todo corazón por el regalo que diste a san amrtin
ResponderEliminarInmensamente gracias por algo tan lindo y qe me emociona verlo desplegar!
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS. LA VERDAD QUE SOS UN GENIO.
ResponderEliminarMuy linda la historia, pero me ubiese gustado que se cuente toda la verdad.
ResponderEliminarSiempre me mantube en el anonimato, incluso sabiendo de que muchos hicieron plata con el tema del TELÓN.
la gran satisfacción mía fué haber pintado ese telón, cumpliendo mi sueño. Y se que también cumplí el sueño de muchos verdinegros.
Diego si fué quien consiguió las telas, pero el laburo de la pintura la hice yo, se gastaron 12 litros de pintura vehicular,muchísima, si tenemos en cuenta que para pintar un auto de tamaño mediano se necesitan 4 litros.
La técnica fue en aerografía, es moy caro( godoy crus pagó en su primer ascenso 17 mil pesos por la pintada del telón ), y yo no les cobré ni un solo peso, nunca vi a un dirigente, me pasé 3 semanas pintandolo con un amigo "PEDRO ARMENDARIS", dos domingos desde las 10 de la mañana hásta las 23Hs. fueron días de mucho sacrificio, si tenemos en cuenta que de mañana trabajaba en una fábrica y de ahí me iba al club a seguir con la pintura del telón. fueron días en los que me levantaba a las 4:30 de la mañana y me despedía de mis hijas cuando ellas dormían y las encontraba durmiendo cuando volbía después de las 12 de la noche. Nada importaba, solo quería terminar uno de mis sueños mas grandes.
Cada ves que algún amigo se entera de algunas cosas que se dicen acerca de la confexión del telón, me dicen que soy un boludo, no me importa. Se que solo yo tengo la verdad, solo me basta con mirar los videos que tengo desde el comienzo y hasta el final de la pintada....
A y mi nombre no es Ariel. Soy solo el pelado que pintó el telón, sin ser gerente de una empresa ni mucho menos, yo me gano el pan para mis hijas haciendo aerografías, y le dediqué 3 semanas a un laburo en el que se me rompió el compresor y nadie se hizo cargo del arreglo. pero para mi fué el placer de romper una herramienta que me daba de comer a cambio de cumplir uno de mis mayores sueños.
Que te crees vos? A Ver... Mostrá alguna Foto con el Telón? Me parece Humo
EliminarMuchas gracias
ResponderEliminareste telon es el orgullo verdinegro y el mas grande se San Juan, capo!!