El autor del gol del regreso a la B Nacional en el ’95 dice que se prepara para ver el debut ante San Lorenzo desde la Popular Norte: “En ningún lado se vive el partido como en esa tribuna”. La anécdota del encuentro con otro “hombre ascenso”: Luis Tonelotto; el Roquiño Mallea como ídolo; la admiración por Emmanuel Mas. Habla del Verdinegro y se le llenan de lágrimas los ojos cuando dice: “San Martín es mi primer amor”.
Texto: Pablo Zama
Fotos: Antonella Letizia, Pablo Zama y gentileza N. Leal
Video: Antonella Letizia
“Cuando (Ariel) Moyano descargó en diagonal desde la
derecha, la pelota me quedó picando, miré al arquero (de Cipolletti de Río
Negro), que era muy alto y me abría los brazos para quitarme ángulo, dije ‘no
me queda otra’: la piqué. En esos segundos en que la pelota parecía que no
bajaba más se me pasó por la cabeza todo el esfuerzo de ese campeonato y el
hambre de gloria de aquel grupo”. La bocha cayó despacio pero espesa como
puñal de madrugada detrás del cuerpo del arquero sureño, que se movía
desesperado como reo ante el pelotón de fusilamiento: era el 3-2 en la noche
épica del 9 de julio de 1995 y el regreso de San Martín a la Primera B Nacional.
A estadio lleno en Concepción, Néstor Leal, el “Yiyo”, ese hombre que no rebasa
con holgura el metro sesenta de estatura, y que ya había marcado en el ’91 junto
a Walter Cuvertino para que San Martín pise por primera vez la segunda
categoría de AFA, se terminó de hacer grande y eterno en la rica historia
verdinegra.
Los ojos del Yiyo, que ahora acredita 44 años, se
humedecen, el rictus se le ablanda, la piel se le eriza y los bocados de
recuerdos, que salen de su voz apresurada y sorprendentemente juvenil en un café
sanjuanino, son masticados con detenimiento. El Yiyo habla con la misma ilusión
de un niño, y entre el atolladero de palabras que se atropellan por salir el
delantero hace una pausa, engancha hacia adentro, muy adentro de los suburbios
del alma, allí adonde el ser humano se desnuda por completo, la vuelve a picar
por encima del arquero de Cipolletti y, Leal, en esa foto eterna expulsa: “San
Martín es mi primer amor”.
El
hincha, siempre
“Este sábado quiero ver el partido con San Lorenzo
en la popular, lo que uno siente ahí no se compara”. Ahora que vive el fútbol
desde las tribunas, el Yiyo –el apodo surge de la pronunciación de Gigio, el
topo de utilería animado cuya fama televisiva estaba en auge en su niñez- dice
que entiende mucho más a los seguidores del Verdinegro porque adentro del
rectángulo verde, como futbolista, “uno tiene que estar concentrado en el
partido y en la popular las cosas se viven de otra manera”. Leal ve al
encuentro ante el Ciclón como difícil, pero confía en la capacidad de los
jugadores con los que cuenta el DT Gabriel Perrone.
-¿Qué
jugador del actual plantel te parece interesante?
Como sanjuanino yo siempre me inclino por los jugadores
de acá. A Emmanuel Mas lo miraba desde que jugaba en los campeonatos locales y
siempre les comentaba a mis amigos que a ese chico lo debían soltar más. Ahora
se soltó y está demostrando que es importante para San Martín, y si se anima
puede llegar mucho más en ataque y hacer más goles. Es un jugador importante y
ya estuvo en la mira del técnico de la Selección. Espero que se le dé la
posibilidad de ir a jugar a un equipo grande de la Argentina o al exterior, porque es un buen pibe y un buen jugador.
Cuando el Verdinegro llegó por primera vez a Primera
División de AFA, en el gol de Luis Tonelotto “recordé mi gol en el ‘95”. Fue un
flashback exquisito que se le trepó en las vísceras y el grito frente a su
televisor salió desde lo más hondo, era otro ascenso en la agonía de un segundo
tiempo, cuando parecía que el timón viraba para Baires. En el tiro libre de
Sebastián Brusco tal vez recordó ese “alivio en el gol de Mario Artés” cuando
en medio del enredo de piernas que se chocaban como serpientes asustadas en el
área chica de Cipolletti pudo colocar la paridad que después el mismo Néstor Leal iba a
sellar en ascenso. Un poco más tarde, en los cien años del club, el Yiyo y
Tonegol se juntaban en un agasajo y pudieron tener un breve mano a mano
conversando sobre fútbol y de lo que significa poder marcar un gol en una
final. “Con Tonelotto conversamos sobre el plantel que tenía San Martín en ese
momento y sobre el club. Me pareció un buen tipo”, cuenta.
Una
vida en verdinegro
“A San Martín legué a los 11 años, porque a los
hijos de una familia amiga los iban a llevar y a mí me invitaron. Después, esos
chicos fueron dejando el fútbol , pero yo seguí”. Dueño de unos piques cortos demoledores,
gambeta agresiva hacia adelante, cambio de ritmo, enganches imprevisibles en
velocidad, el Yiyo marcó una diferencia en los planteles de las
divisiones inferiores. “En el año ’85, Pedrín Olivera me hizo debutar frente a
Alianza en la primera local”. Después “Rodríquez Nieto trajo jugadores grandes
para el equipo y me mandó a la cuarta división de nuevo. Imaginate, con 17 años
ya creía que no iba a llegar a nada. Me sentí mal en esa época”. Por primera
vez aparecía en la mente de Leal la posibilidad de dejar el fútbol.
Más tarde, un técnico que llegó desde Buenos Aires
lo devolvió al primer equipo de San Martín y por primera vez lo colocó de
delantero relegando su condición de mediocampista que traía desde las inferiores. “Me costó bastante acostumbrarme a esa posición, pero lo
conseguí en poco tiempo. Entendí que el delantero se tranquiliza haciendo
goles. Mi función además era la de asistir al 9 porque yo jugaba de 7”.
-¿Cuál
fue el 9 con el que mejor te entendiste?
-Walter Cuvertino, que era un gran delantero. Me
acuerdo que cuando llegó desde Mendoza junto al grupo en el que también estaban
Ariel Moyano, Mauricio Magistretti y (el arquero) Walter Bernabé, lo vimos
flaquito y se nos hacía difícil imaginarlo jugando de 9. Pero en las prácticas la
rompía y después en los partidos resolvía muy rápido.
El Yiyo es Leal: “San Martín para mí es todo lo que
me dio, la educación, la posibilidad de jugar. Siempre estoy muy agradecido al
club. Allí aprendí mucho. Por eso amo esta camiseta”. Sin embargo, hay quienes a
veces olvidan a sus ídolos guardados en una vitrina cuyas copas todavía tienen
el aliento cansado de quienes se sacrificaron por conseguirlas: “Yo siempre le
agradezco mucho el reconocimiento a los hinchas en la calle y a los socios del
club. Pero el fútbol es un trabajo y hay dirigentes que lloraron
conmigo abrazados en los ascensos que hoy parece que no se acuerdan de
eso”.
“Gómez
se desmayó”
El enjambre se amotina sobre el césped de invierno
de mediados de la década de los noventa. El Yiyo festeja entre ese malón que se
trepó al alambrado y bajó eufórico hacia la cancha. San Martín está de
vuelta en la Primera B Nacional. A Néstor Leal se le vienen fotos
inmejorables a la mente y no desborda en lágrimas ya, pero se nota emocionado
por el recuerdo mientras cuenta: “Era tanta la gente que se metió a la cancha a
festejar que era imposible respirar. Raúl Gómez se desmayó porque le faltaba el
aire”. La gente se aglutina en el césped seco por el frío árido de esta
región. Y el Yiyo se abraza con sus compañeros, mientras reaniman a Gómez. Es
el momento más sagrado de la carrera del delantero, que ahora mientras camina por la peatonal provincial para sacarse las fotos todavía es observado de cerca por quienes lo reconocen. Leal cuenta que tiene un ídolo: es “Roquiño Mallea
(el gran jugador que tuvo Alianza). Cuando lo veo le digo ‘Roquiño, yo te admiro, nadie
juega como lo hacías vos', y él me sonríe".
Durante la entrevista hay un recuerdo del
periodista: a los doce años, con el Verdinegro en la Primera B Nacional, estaba
esperando en el túnel la salida del equipo de sus amores para ingresar a la cancha
y quedarse detrás de los carteles de publicidad mirando el encuentro. En la arenga de aquel grupo se puso al lado de uno de sus ídolos de esa niñez futbolera: el Yiyo
Leal. Hoy los dos están frente a frente, unidos
por esos momentos. Flashes que quedan para siempre. Así es el fútbol, y
así es la vida del Yiyo, admirado y querido por los hinchas, respetado por sus
pares futbolísticos. Mientras la nota transcurre en un café sanjuanino cuando la
tarde del viernes amenaza con romperse en llanto por las nubes de verano gordas
y espesas que acechan, un joven treintón se coloca al lado de una mesa y escucha la
entrevista, ha reconocido al Yiyo y, seguro, los clásicos cuyanos con Godoy
Cruz a cancha llena en los campeonatos regionales y después en el fútbol
profesional de AFA son imágenes que le deben caer a borbotones, tiempos de
planteles plagados de sanjuaninos, clásicos a todo o nada.
Néstor Leal tiene cinco hijas: María Pía (16 años),
Sol Marina (15), las mellizas Selena y Morena (10), y Zoe (3). No tiene varones,
pero... “mi hija más chica agarra la pelota, la pone en el piso y me pide jugar a
los pases”. El Yiyo se ríe y disfruta de las cosas simples, en su mirada hay
residuos de otros tiempos: “Me retiré del fútbol jugando en Independiente de
Villa Obrera (antes pasó por Atlético de la Juventud Alianza). Al principio me
costó mucho encontrarme con que a las cuatro de la tarde no tenía que ir a
entrenar y que los domingos no jugaba. Pero después me fui acostumbrando”. Un
jugador de fútbol nunca deja de serlo. Menos en la memoria de sus hinchas. El
Yiyo se pone la camiseta con los colores que ama y se mira en el espejo, parece
un niño ilusionado. En el reflejo ve algo muy importante: aunque la vida a
veces lo acuchille con las malas rachas y los sinsabores que golpean más fuerte
que un defensor aguerrido en un clásico cuyano, a veces abre la puerta de su
ropero y encuentra prendas que todavía tienen aroma a esas épocas gloriosas.
Para los hinchas de San Martín ese petiso enorme no es un recuerdo, de vez en
cuando los hinchas miran el ataque verdinegro esperanzados en ver corriendo al
Yiyo. Seguro que es gol.
Genial!!!!! Felicitaciones =D... Excelente blog felicitaciones de nuevo y muchísimo éxito!!!!
ResponderEliminarno se si es el lugar indicado, pero buena quería comentar mi indignación con la dirigencia por el hecho de que hay que pagar la entrada del partido de la copa argentina siendo socio, me parece un abuso total, y siento que como socio no me dan nada, hace muchos años soy socio pleno de san martin y desde siempre nos trataron como ajenos al club, el club es nuestro, es de los socios y somos nosotros los que pagamos mes a mes con mucho esfuerzo para que el club siga adelante, pero todo tiene un limite, me parece que nos están robando al hacer pagar la entrada.
ResponderEliminares hora de que los socios nos hagamos valer como los responsables del crecimiento de san martin y del apoyo incondicional al equipo.
En conclusión me parece muy vergonzoso por parte del club hacer pagar a todos los socios y tratarlos por igual con aquellos que no lo son, por mi parte, hoy no voy a ir a la cancha, no tengo la plata para ir, el viernes pague las cuotas de enero y febrero y fueron 300 pesos, y soy yo solo, en caso de una familia? que son 1000 pesos? me parece una locura
Santiago, hemos compartido tu comentario en la página de Facebook de VOY CON VOS. Un abrazo. http://www.facebook.com/VoyconvosSanMartindeSanJuan
ResponderEliminarvoy casi todos los partidos a la popular con el yiyo!!! por que este hombre que nos dio la clasificacion al nacional ante cipoleti... nunca fue reconocido poer esta dirigencia--- ni siquiera puede entrar gratis como uno de los historicos del club... es un ejemplo tipo ojala y se den cuenta que el yiyo es parte de la historia de san martin!!!
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